Los fallecidos en la cuenca del Nalon: un homenaje a los mineros asturianos

La cuenca del nalon es una región histórica de Asturias, en el norte de España, que se caracteriza por su tradición minera. Durante más de un siglo, miles de hombres y mujeres trabajaron en las minas de carbón, arriesgando sus vidas y su salud por el sustento de sus familias y el desarrollo económico de la zona.

Sin embargo, la actividad minera también tuvo un alto coste humano. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, entre 1900 y 2018 se registraron 2.173 fallecidos por accidentes laborales en las minas asturianas, de los cuales 1.462 correspondieron a la cuenca del nalon. Estas cifras no incluyen las muertes por enfermedades profesionales, como la silicosis, ni las víctimas de la represión franquista durante la Guerra Civil y la posguerra.

En este artículo queremos rendir un homenaje a los fallecidos en la cuenca del nalon, recordando su historia, su lucha y su legado.

La historia de la minería en la cuenca del nalon

La explotación del carbón en la cuenca del nalon se remonta al siglo XIX, cuando se descubrieron los primeros yacimientos. El auge de la industrialización y la demanda energética impulsaron el desarrollo de la minería, que atrajo a numerosos trabajadores de otras regiones de España y del extranjero.

La cuenca del nalon se convirtió en el principal centro minero de Asturias y uno de los más importantes de España. Las empresas mineras construyeron infraestructuras, poblados, escuelas, hospitales y equipamientos culturales para los trabajadores y sus familias. La vida social y cultural de la cuenca giraba en torno a las minas y a las organizaciones obreras.

Los accidentes mineros: una realidad cotidiana

El trabajo en las minas era duro, peligroso y mal pagado. Los mineros se enfrentaban a condiciones precarias, falta de seguridad, exposición a agentes tóxicos y riesgos constantes de derrumbes, explosiones, incendios e inundaciones. Los accidentes eran frecuentes y causaban numerosas víctimas mortales y heridos graves.

Algunos de los accidentes más trágicos que se produjeron en la cuenca del nalon fueron:

  • El 3 de junio de 1899, una explosión de grisú en el pozo San Luis, en Sama de Langreo, causó la muerte de 101 mineros.
  • El 5 de abril de 1915, una explosión de grisú en el pozo Fondón, en Sotrondio, provocó la muerte de 58 mineros.
  • El 14 de octubre de 1941, una explosión de grisú en el pozo San Antonio, en Ciaño, ocasionó la muerte de 62 mineros.
  • El 28 de diciembre de 1965, una explosión de grisú en el pozo Nicolasa, en Pola de Laviana, causó la muerte de 14 mineros.
  • El 3 de agosto de 1979, un derrumbe en el pozo María Luisa, en Ciaño, provocó la muerte de 8 mineros.

Estos son solo algunos ejemplos de los muchos accidentes que se cobraron la vida de cientos de mineros en la cuenca del nalon. Cada uno de ellos supuso una tragedia para las familias y las comunidades afectadas.

La lucha obrera: una historia de resistencia

Los mineros no solo sufrieron las consecuencias del trabajo en las minas, sino también la explotación y la represión por parte de los empresarios y el Estado. Los mineros fueron protagonistas de numerosas huelgas y movilizaciones para reivindicar mejores condiciones laborales y sociales, así como derechos políticos y sindicales.

La cuenca del nalon fue uno de los focos de la Revolución de Octubre de 1934, un levantamiento obrero contra el gobierno de la derecha que pretendía instaurar una dictadura. Los mineros se enfrentaron al ejército y resistieron durante dos semanas, hasta que fueron derrotados y sometidos a una brutal represión.

Durante la Guerra Civil y la posguerra, los mineros sufrieron la persecución, el encarcelamiento, la tortura y el asesinato por parte del régimen franquista, que intentó acabar con cualquier forma de oposición y organización obrera. Muchos mineros participaron en la resistencia antifranquista, tanto en la guerrilla como en la clandestinidad.

En la etapa democrática, los mineros siguieron luchando por la defensa de sus puestos de trabajo y de la industria minera, que entró en una profunda crisis por la competencia internacional y las políticas de reconversión. Los mineros protagonizaron varias marchas negras a Madrid para exigir soluciones al gobierno y evitar el cierre de las minas.

El legado de los fallecidos en la cuenca del nalon

Los fallecidos en la cuenca del nalon no solo fueron víctimas de la minería, sino también héroes de la clase obrera. Su sacrificio y su lucha contribuyeron al progreso social y económico de Asturias y de España, y dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva.

Su legado se mantiene vivo en los monumentos, las placas, los museos, los libros, las canciones y las películas que les rinden homenaje. También se mantiene vivo en el recuerdo y el orgullo de sus familiares, amigos y compañeros, que no les olvidan.

Los fallecidos en la cuenca del nalon merecen nuestro respeto y nuestro reconocimiento. Su historia es nuestra historia.

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